Esta etapa la realizamos en Cádiz, mas concretamente entre las localidades de Barbate y Caños de Meca, en el Parque Natural de la Breña. Empezamos la jornada desde el final del puerto de Barbate, donde esperábamos ver una oficina de turismo y que nos diese mas indicaciones sobre la ruta. Ya que ni G ni un servidor conocíamos el camino. Decir que en esta ocasión volvemos a los orígenes, y solamente somos nosotros dos, así que la descripción de esta ruta esta dedicada para G, pero a su vez para compartirla con todos vosotros.
Lo dicho, comenzamos la jornada desde un parking situado a continuación del puerto de Barbate, y menuda pinta teníamos los dos, ¡¡¡¡ESTRENAMOS BASTONES!!!! 
Y como no, estábamos como niños con juguetes nuevos y con muchas ganas de empezar a andar. Bueno, una vez superado el trauma y un poco la vergüenza de salir con los bastones empezamos la ruta por una senda que parecía ser el inicio y que tenia la dirección que nos parecía correcta. Únicamente contábamos con un pequeño mapa que nos dieron en Tarifa el día de antes. El principio era sencillo, bordeando la playa, hasta llegar a un punto donde decidimos ascender por una pendiente de arena, ya que la ruta se tenia que hacer por el filo de los acantilados que unen Barbate con Caños de Meca. Aquí descubrimos que los bastones pueden ayudar bastante en las subidas, y empieza lo que a la larga hizo de esta una de las etapas mas duras realizadas, el camino de arena. 
Una vez subido el pequeño repecho hasta una nueva senda, seguimos a la izquierda, dirección a Caños, y ya no abandonaremos la senda hasta llegar a nuestro destino. El camino sigue ascendiendo ahora con una pendiente media, pero con el problema de que el camino es casi íntegramente de arena, por lo que hacia que pareciese el doble de difícil, y aquí empezamos a sudar, y sudar. Esta vez hemos cumplido con las normas del senderista y nuestra sudor era del día, y sobre todo llevábamos agua en abundancia.
Bueno, una vez llegamos a la parte alta nos quedamos prendados de las vistas que tenemos sobre Barbate y sus playas “Por las playas de Barbateeeeeee, suena una sirenaaaaaaaa”. Y al otro lado los acantilados, con sus enebros, pinos, carrascos . . . . y sus característicos estorninos negros. Un paisaje precioso, donde nos sorprendió mucho la vida que tiene ese bosque Mediterráneo, y no solo animales.
Y como no, estábamos como niños con juguetes nuevos y con muchas ganas de empezar a andar. Bueno, una vez superado el trauma y un poco la vergüenza de salir con los bastones empezamos la ruta por una senda que parecía ser el inicio y que tenia la dirección que nos parecía correcta. Únicamente contábamos con un pequeño mapa que nos dieron en Tarifa el día de antes. El principio era sencillo, bordeando la playa, hasta llegar a un punto donde decidimos ascender por una pendiente de arena, ya que la ruta se tenia que hacer por el filo de los acantilados que unen Barbate con Caños de Meca. Aquí descubrimos que los bastones pueden ayudar bastante en las subidas, y empieza lo que a la larga hizo de esta una de las etapas mas duras realizadas, el camino de arena. 
Una vez subido el pequeño repecho hasta una nueva senda, seguimos a la izquierda, dirección a Caños, y ya no abandonaremos la senda hasta llegar a nuestro destino. El camino sigue ascendiendo ahora con una pendiente media, pero con el problema de que el camino es casi íntegramente de arena, por lo que hacia que pareciese el doble de difícil, y aquí empezamos a sudar, y sudar. Esta vez hemos cumplido con las normas del senderista y nuestra sudor era del día, y sobre todo llevábamos agua en abundancia.
Bueno, una vez llegamos a la parte alta nos quedamos prendados de las vistas que tenemos sobre Barbate y sus playas “Por las playas de Barbateeeeeee, suena una sirenaaaaaaaa”. Y al otro lado los acantilados, con sus enebros, pinos, carrascos . . . . y sus característicos estorninos negros. Un paisaje precioso, donde nos sorprendió mucho la vida que tiene ese bosque Mediterráneo, y no solo animales. 
El siguiente punto fue Torre del Tajo, una torre vigía del siglo XV de suma importancia en aquella época para avisar de los peligros. Hacemos un descanso en un pequeño merendero y empezamos el descenso hasta Caños de Meca, aquí el camino se bifurca en muchas ocasiones en caminos que bajan a la playa, pero que da igual el que se tome ya que al fondo ya aparece el Faro de Trafalgar y el pueblo, por lo que la ruta esta clara. 
Atravesamos Caños de Meca por su única calle para llegar hasta el Faro de Trafalgar, nuestro destino, pero primero nos paramos a comer en un restaurante situado en el desvío que va desde la carretera hasta el faro. Un camino muy curioso y que no dejara indiferente a nadie. Es otro de esos sitios que tiene encanto, no es espectacular por nada, pero tiene algo que te atrae. Llegamos al Faro de Trafalgar, toda una institución histórica en los faros de España y disfrutamos de las vistas que nos ofrece.Ya empezamos la vuelta, con mas calor si puede ser que en la ida, pero esta vez vamos a un ritmo algo mayor, la seguridad de ir por el camino correcto nos anima en nuestro caminar.
Aquí descubro que mi rodilla se resiente un poco y necesita que la cuide un poco, y eso que hoy con los bastones ha sufrido un poco menos. El regreso se nos hace un poco largo, ya teníamos bastantes ganas de llegar y el camino cada vez era mas pesado con la arena. Hasta G dijo “Estoy agotada”, la primera vez que se lo escucho desde que salimos.Y ya por fin llegamos al punto donde tenemos que descender a la playa para enfilar el camino de regreso al coche.
Una ruta bastante dura en esta época del año, por lo que recomiendo fechas mas frescas.
Un poco
ETAPA CONSEGUIDA. Un nuevo Paso, una nueva Zancada y un nuevo Salto.
